martes, 25 de abril de 2017

Clausura del curso de formación de profesorado "Diálogo ciencia y religión: la Síndone de Turín" en el Museo de la Pasión


El pasado día 22 de abril tuvo lugar la clausura del curso de formación del profesorado "Diálogo ciencia y religión: la Síndone de Turín" que han realizado 30 profesores de religión de Granada. El acto final consistió en la visita al Museo de la Pasión de Cabra (Córdoba). 



En esta visita, los profesores participantes han visto y experimentado lo estudiado y trabajado a lo largo de 15 horas de formación. Al concluir la visita expresaron su satisfacción por la muestra que ofrece la Fundación Aguilar Eslava en todo el Museo, y especialmente en el apartado dedicado al Museo de la Pasión. Quedaron encantados con la ciudad de Cabra y manifestaron las oportunidades didácticas que ofrece la Fundación a través del Museo".



El curso de formación del profesorado "Diálogo ciencia y religión: la Síndone de Turín" desarrollado en el CEP de Granada ha estado  dirigido  al profesorado de Religión de tercer ciclo de primaria, secundaria y bachillerato sobre un tema muy actual como es el diálogo ciencia-religión, desde su propia autonomía pero hacia el diálogo y la complementariedad. El hilo conductor de las sesiones ha sido la "Síndone de Turín". Además de los contenidos teóricos, se han ofrecido estrategias metodológicas clave para la elaboración de recursos que se puedan aplicar en el aula. De tal manera que se fomente la creatividad, iniciativa e innovación a través del intercambio de información y experiencia entre los docentes para la mejora de la práctica docente siguiendo las líneas básicas del III Plan Andaluz de Formación Permanente del profesorado.



Entre sus objetivos:
- FOMENTAR EL CONOCIMIENTO COMPARTIDO Y LA INVESTIGACIÓN, A TRAVÉS DEL INTERCAMBIO DE INFORMACIÓN Y EXPERIENCIA DE LOS/AS DOCENTES.
- CAPACITAR A LOS DOCENTES PARA UNA MAYOR CALIDAD DE LA ENSEÑANZA.
- CONOCER LA ACTUALIDAD DEL DIÁLOGO CIENCIA-RELIGIÓN.
- ANALIZAR LOS ÚLTIMOS ESTUDIOS SOBRE LA SÍNDONE DE TURÍN.
- VISITAR VIRTUALMENTE EL MUSEO DE LA PASIÓN DE CABRA (CÓRDOBA).
- ELABORAR ACTIVIDADES PARA APLICARLAS EN EL AULA QUE INCITEN A LA CREATIVIDAD, INICIATIVA, INNOVACIÓN, INVESTIGACIÓN Y EXPERIMENTACIÓN.



Y entre los contenidos desarrollados:
- CIENCIA Y RELIGIÓN: DOS FORMAS DE ACERCAMIENTO A LA REALIDAD.
- ANÁLISIS Y REFLEXIÓN SOBRE EL DIÁLOGO CIENCIA-RELIGIÓN.
- LA SÍNDONE DE TURÍN.
- MUSEO DE LA PASIÓN DE CABRA (CÓRDOBA).

Asesor/a Responsable: Óscar Álvarez Rosales.

Personal agregado a la actividad y Ponente: Ignacio Huertas Puerta.

miércoles, 5 de abril de 2017

Informe forense sobre la muerte del Hombre de la Sábana Santa.


La medicina legal tiene como objeto determinar las causas de una muerte y para ello realiza el estudio pormenorizado del cuerpo cadáver de la persona fallecida o de sus restos.  En el caso de Jesús de Nazaret, no disponemos de su cuerpo, pero sí de una imagen supuestamente suya impresa en la Síndone de Turín, con manchas de sangre con detalles suficientes para su interpretación.

En el Museo de la Pasión que se encuentra en el Museo Aguilar y Eslava de Cabra, se presenta en una sus salas (Sala Forense) la recreación de la autopsia virtual al Hombre de la Sábana Santa y la exposición de su informe forense.

La medicina nos dice que la vida se soporta sobre un trípode vital garantizado por las funciones cardiaca, respiratoria y nerviosa. Y que la causa de la muerte, en el contexto médico-legal, tiene dos tipologías: la causa inmediata y la causa fundamental.

La causa inmediata de la muerte, sería el motivo por el cual cesando,  al menos una de las tres funciones referidas, se produciría el óbito. Aunque esta causa inmediata, a su vez suele estar producida por otras alteraciones, que serían la causa fundamental.

Así, una persona que muere por un infarto de miocardio tendría como causa inmediata el ataque al corazón (la isquemia cardiaca con necrosis miocárdica), pero como causa fundamental, por ejemplo, una patología circulatoria, como una grave ateroesclerosis con reducción drástica del diámetro de sus arterias coronarias.

En el Museo de la Pasión, sobre la fría losa de mármol blanco, de una mesa de autopsias decimonónica, se encuentra el esqueleto de un varón de aproximadamente 30 a 35 años de edad. Y junto a él, un dibujo reconstrucción del cuerpo del Hombre de la Síndone, con todos los detalles antropométricos, heridas y manchas de sangre que aparecen en la Síndone de Turín.


Así pues, conducidos por la mano experta del médico forense [1] iniciamos la exploración:

En la cabeza se observan más de 50 pequeñas heridas punzantes (pinchazos), incisas (cortes) e inciso-contusas, de disposición en forma de coronal, que abarca la parte superior de la frente y se continúa hacia atrás por ambos lados de la cabeza, afectando a toda las superficie cráneal, especialmente los huesos parietales, temporal y occipital.  Las heridas son profundas, afectando a toda la galea capitis (cuero cabelludo) y llegando hasta la tabla externa de los huesos mencionados. A consecuencia de las profusas hemorragias provocadas por estas heridas, es de mencionar que casi todo el cabello se encuentra, en toda su longitud, empapado en sangre húmeda o con costras producidas al secarse. Todas las lesiones sufridas son compatibles con las que produciría un casco de espinas vegetales como se sabe que llevó el finado. 

En el rostro se determinaría el aplastamiento de la nariz con rotura y desplazamiento del cartílago nasal y tumefacción del pómulo y ojo derecho, compatible con los daños que produciría un golpe con un palo o bastón de madera como el que describen los evangelios le propició un criado de Caifás poco después de su detención.


En el tronco, tanto en su parte anterior (pecho) como en la posterior (espalda) se aprecian múltiples lesiones y contusiones en forma de equimosis, equimomas y hematomas (cardenales), de carácter longitudinal en forma pareada como las que producirían los taxiles o extremos metálicos de uno o varios flagrum (látigo). Por la violencia de estos latigazos y/o por la reiteración de los mismos, en ciertas zonas, se han producido soluciones de continuidad, apareciendo heridas contusas longitudinales, erosiones (arañazos superficiales) y excoriaciones (arañazos profundos, donde aparece sangre). 

En algunas zonas las heridas contusas son especialmente profundas, produciendo un gran desgarramiento muscular y también hemorragias profusas. Estas lesiones predominan sobre todo en la parte posterior del tronco y extremidades (espalda y piernas). Finalmente, en la zona costal derecha, anterolateralmente, entre la 5ª y 6ª costilla, se observa una gran herida incisa profunda, con evidentes signos de haber producido una abundante hemorragia post-morten (“exactus mortis”), y que habría sido producida por un objeto punzante y cortante que coincidiría en dimensiones y forma con una lanza romana (lancea).


En ambas extremidades superiores, por encima de las manos, en la zona carpiana, se aprecia una herida punzante transfixiante (que atraviesa), con bordes contusos y signos de desgarramiento por haber soportado gran peso, probablemente el del cuerpo. Los pulgares aparecen replegados sobre las palmas, probablemente por lesión del arco nervioso palmar. En las extremidades inferiores se apreciaría, en ambos pies, otra herida punzante perforante de bordes contusos. Se sitúa en el punto de confluencia del calcáneo, astrágalo escafoides y cuboides, espacio que conduce al seno del tarso. Las rodillas aparecen con erosiones y excoriaciones, probablemente por haberse caído y golpeado sobre las mismas. En ellas se han encontrado restos de aragonito, mineral que es común en Judea.

Antes de concluir con las circunstancias de la muerte, se hace necesario realizar una serie de razonamientos o consideraciones médico-legales. En primer lugar, las lesiones descritas, ya que la lanzada es posterior a la muerte, no afectarían a órganos o funciones vitales, por lo que no son causa inmediata y fundamental de muerte. Lo que nos llevaría a considerar que la muerte del Hombre de la Síndone sería el resultado de un largo proceso agónico.
Muchas de las lesiones comentas provocarían hemorragias que en principio no serían muy profusas al no ser profundas, pues no afectarían a grandes arterias y venas. Sin embargo, al ser una extensión muy amplia del cuerpo, la pérdida sanguínea se iría acumulando y podría llegar a ser significativa.

Una hemorragia produce una pérdida del volumen de sangre (volemia), por lo que la pérdida de sangre se llama hipovolemia. Una gran hipovolemia originaría una crisis o shock en el funcionamiento del organismo, que en este caso se llama shock hipovolémico. 

Por otra parte, habida cuenta de la gran cantidad de golpes que impactan en los mismos lugares, se producen una serie de graves lesiones similares a las de un aplastamiento o machacamiento, lo que se conoce en medicina como síndrome de aplastamiento (crush syndrome) y que implica la liberación de sustancias al interior de la sangre, entre ellas mioglobina procedente de los músculos, que provocarían alteraciones en los procesos renales de filtración. 

Además, esta masiva cantidad de golpes en el cuerpo es también causa de un gran dolor. Entre los mecanismos de defensa que de modo automático o inconsciente utiliza el organismo para paliar el dolo,  está el de reducir la movilidad. La reducción de la movilidad en el tórax se traduciría en respiraciones superficiales o contenidas que originarían una hipoxia (falta de oxigenación de la sangre por no respirar adecuadamente), que se asocia a una hipercapnia (exceso de dióxido de carbono, por el mismo motivo) y a una serie de alteraciones del equilibrio ácido-base. A esto hay que unir que, por la postura que presentaría el cuerpo en la cruz, donde el cuerpo cuelga literalmente de las extremidades superiores, se dificultaría enormemente los movimientos respiratorios.


Las graves lesiones traumáticas en el tórax, pudieron producir una irritación de las membranas que rodean los pulmones (pleuras), ocasionando una pleuritis con una acumulación de líquido llamado exudado en el espacio interpleural. Esto explicaría por qué salió “sangre y agua” al atravesar la lanza el costado; sangre de las lesiones propias de las arterias y venas de la zona, y “agua” que sería el exudado acumulado entre las pleuras. 

Después de una lenta agonía, con el mantenimiento de la conciencia casi hasta el último instante, las conclusiones del informe forense del  Hombre de la Sábana Santa, en base a todas las consideraciones anteriormente expuestas, sería las siguientes:

Causa inmediata de la muerte: Hipoxia-anoxia cerebral (hipoxia es disminución de la concentración de oxígeno en la sangre, y anoxia es la ausencia total de oxígeno en la misma) consecuencia de hipovolemia (disminución del volumen de sangre) post-hemorrágica, de insuficiencia respiratoria mecánica (incapacidad para respirar adecuadamente por falta de movilidad) por graves lesiones en músculos intercostales y de insuficiencia cardiaca.

Causa fundamental de la muerte: Múltiples heridas inciso-contusas, equimosis, erosiones, excoriaciones y hematomas en la parte anterior y posterior del tronco.


Salvador Guzmán Moral
Publicado en la revista TORRALBO 2017. 
Agrupación de Cofradías de Lucena.
Lucena (Córdoba), 2017. Págs. 147-152.


[1] Este informe se basa en diferentes estudios realizados por médicos forenses, como el del doctor José Antonio Lorente Acosta, especialista en Medicina Legal y Forense y profesor titular de Medicina Legal de la Universidad de Granada.