sábado, 5 de abril de 2014

El Arca de la Alianza

El próximo Martes Santo la cofradía de la Sentencia y Paz de Cabra estrenará una nueva réplica de este tradicional elementos simbólico, que tras su desfile procesional pasará a exponerse en el Museo de la Pasión del Museo Aguilar y Eslava , a continuación reproducimos el artículo de Salvador Guzmán Moral que sobre este tema se ha publicado recientemente en el Boletín cofradiero "Gábbata".



Hace unos años la Cofradía de la Sentencia y Paz rescató elementos simbólicos que se procesionaban con el antiguo Cristo de la Penitencia. El Señor de la Penitencia era conocido también como “El Señor asomado a la ventana” porque se presentaba como Ecce-Homo y delante de la imagen se colocaba una barandilla de madera para escenificar la presentación al pueblo. Este paso formaba parte de la noche del Jueves Santo y fue procesionado desde principios del siglo XX por la familia Morales Fuillerat y años más tarde se haría cargo de él, Antonio Murillo Álvarez, hasta 1958, año en que dejo de salir. 




El Arca de la Alianza (Grabado del S.XVIII)


Hasta esa fecha, en la procesión del Cristo de la Penitencia salían representaciones bíblicas y simbólicas de la Semana Santa barroca, como los veinticuatro niños con los instrumentos de la pasión o martirio; la Cruz de los Novios o de los Sacramentos, llamada así porque pendían de ella siete cintas que llevaban cogidas niños vestidos en representación de los sacramentos; y, por último, la popular “mesita” que representaba el Arca de la Alianza que a su vez llevaban otros tres niños, uno de los cuales hacía de ángel.


El Arca de la Alianza cubierta, llevada por sacerdotes 
en el asedio de Jericó, h. 1550 a.C. (Grabado del S.XVII)


Todo un acierto para nuestra cofradía recuperar parte de aquellos elementos simbólicos tradicionales, muchos de los cuales fueron proporcionados por la propia familia de Murillo, que guardaba en un desván. Así, algunos de ellos fueron recompuestos, sustituidos por otros nuevos, y casi todos volvieron a salir formando parte desde entonces del cortejo procesional de la noche del Martes Santo. 

También se recuperó la “mesita” pero por sus malas condiciones, se decidió realizar una nueva reproducción de esta pieza. Construida por los ebanistas Domingo y Moisés Blanco, bajo el diseño de Salvador Guzmán que ha realizado la talla de los querubines, y el dorado ejecutado por el artista sevillano José Antonio Ojeda, esta próxima Semana Santa de 2014, la cofradía de la Sentencia y Paz estrenara la nueva “mesita”, una nueva Arca de la Alianza con la que se pretende renovar la presencia de este símbolo bíblico en nuestra hermandad.



David llevando el Arca a Jerusalén. Domenico Gargiulo (S.XVII)

En la tradición católica, el Arca de la Alianza es uno de los símbolos más ricos y puros de nuestra religión. Y significa el Verbo Encarnado de Dios entre su pueblo. “Cristo mismo”, dice Santo Tomás de Aquino, “era simbolizado en el Arca. Pues del mismo modo que el arca estaba hecha de madera de acacia, así mismo el Cuerpo de Cristo estaba compuesta por la sustancia humana más pura. El Arca estaba completamente revestida de oro, porque Cristo estaba lleno de sabiduría y caridad, las cuales simboliza el oro, (…) y contenía las tablas de la Ley para denotar que Jesucristo es el autor de la Ley”. 


San Buenaventura también vería en el Arca una representación mística de la Sagrada Eucaristía. Y del mismo modo la teología católica considera al Arca como una figura mística de la Virgen, a la que llama precisamente “Arca de la Alianza”.


Relieve del Arca de la Alianza en la Catedral francesa de Auch


El Arca de la Alianza era una especie de cofre o urna que según cuenta el Libro del Éxodo, contendría las llamadas Tablas de la Ley, que talladas en piedra tenían escritos los Diez Mandamientos que Dios entregó a Moisés en el Monte Sinaí. Según la tradición estaría hecha de madera de acacia, revestida de oro puro, y que para transportarla tenía en las cuatro esquinas, anillas doradas, a través de las cuales se pasaban dos varales también revestidos de oro. Mediría dos codos y medio de largo, codo y medio de ancho y medio codo de alto, cuando el codo era una medida de longitud de aproximadamente 45 cm. 


Sobre su parte superior o tapa se colocaban dos querubines también de oro macizo, uno de cara al otro, con las alas extendidas. Es imposible determinar cómo serían exactamente estos querubines; sin embargo, por analogía con el arte religioso egipcio, se suponen que serían pequeñas estatuas de personas aladas y arrodilladas.




Réplica del Arca de la Alianza del Royal Arch Room
 del museo George Washington Masonic National Memorial

Al principio, el Arca de la Alianza estaba destinada a contener el testimonio, es decir, las Tablas de la Ley, pero luego Moisés colocaría en ella también un vaso dorado conteniendo un poco de maná y la vara de Aarón que había florecido. 



Al llegar los israelitas a la Tierra Prometida, el Arca de la Alianza realizó una serie de memorables peregrinaciones a través de ciudades de Palestina, y finalmente fue llevada a Jerusalén. Cuando el gran Templo de Salomón fue terminado, se reunieron los ancianos de Israel para que se trasladara solemnemente el Arca desde el lugar donde David la había colocado hasta el nuevo templo. 



Existen varias tradiciones sobre qué sucedió con el Arca tras la caída de Jerusalén en el año 587 a.C. Una cuenta que el profeta Jeremías, después de una revelación, mandó llevar el Arca al monte donde Moisés había subido para recibid los Mandamientos, y que muchos identifican con el monte Nebo. Cuando llegaron encontraron una cueva donde la depositaron y sellaron la entrada. Un lugar, que según el profeta, quedaría desconocido hasta que Dios vuelva a reunir a su pueblo.

Junto a esta tradición, encontramos otra mencionada en el Apocalipsis de Esdras, según la cual el Arca de la Alianza fue tomada por las tropas babilónicas de Nabucodonosor II que saquearon Jerusalén y destruyeron el Templo de Salomón.


Sin embargo, actualmente existen otras teorías sobre el destino final del Arca de la Alianza. Una la situarían en Zimbabue donde la tribu africana Lemba, que se considera de ascendencia israelita la trasladaría al sur de África. Otros, aseguran que la legendaria Arca perdida está a salvo en un templo de Etiopía. Y una última, que dice que después de la Tercera Cruzada, los Templarios se la habrían llevado a Escocia donde la escondieron en un profundo pozo.

En cualquier caso, para el catolicismo, el Arca significa la presencia misma de Dios entre su pueblo y su representación en la Semana Santa se relaciona directamente con la muerte de Jesús en la cruz, ya que cuando el enorme velo del templo se rasgó por la mitad, se hizo visible la presencia de Dios y sería el fin de la antigua alianza. Cristo habría derramado su sangre una vez y para siempre, y habría sellado con ella la Nueva Alianza, nuestra redención…

miércoles, 26 de marzo de 2014

El Museo de la Pasión en el programa "El Añafil"

Cabra Noticias, emite esta Cuaresma el programa cofrade "El Añafil". 

Dirigido y presentado por Juan M. Valverde, hace un recorrido por las cofradías y la Semana Santa de Cabra, mesas redondas y noticias cofrades de relevancia. 

El capítulo 6, del programa cofrade de cuaresma "El Añafil" de Cabra Noticias está dedicado al Museo de la Pasión de la Fundación Aguilar y Eslava:


lunes, 17 de marzo de 2014

Calvarios y calaveras

La historia del arte nos muestra en ocasiones una calavera humana al pie del Crucificado que, generalmente, se interpreta como representación de la muerte, pero que en realidad se trata de un símbolo de profundos contenidos teológicos y que incluso fue motivo de controversia entre antiguas leyendas medievales.

La representación artística de “la calavera de Adán” aparece por primera vez en el siglo IX, y desde entonces se repite en la pintura y también, aunque menos, en escultura, aludiendo por tanto no sólo al Gólgota, lugar de la calavera, o al triunfo sobre la muerte, sino precisamente a la presencia de Adán bajo el Calvario.

A continuación, reproducimos algunas pinturas y grabados sobre este símbolo que tuvo tanta repercusión en la literatura medieval y en la historia del arte cristiano con toda su carga teológica y poética...

Duccio (Medievo)

Crivelli (Renacimiento)

Giotto (Renacimiento)

Signorelli (Renacimiento)

Mantegna (Renacimiento)

Schongauer (Renacimiento)

Berruguete (Renacimiento)

Antonio del Castillo (Barroco)

Diego Velázquez (Barroco)

martes, 7 de enero de 2014

"In ara coeli" la visión del emperador César Augusto

Visión del emperador César Augusto.
Óleo sobre lienzo (Siglo XVIII)
Sacristía del Real Santuario de María Santísima de Araceli.
Lucena (Córdoba)


Una antigua leyenda medieval cuenta que el día en que nació Jesús en Belén, el emperador César Augusto se encontraba en una de las siete colinas de Roma, concretamente en la conocida como del Campidoglio o Capitolina. En aquel lugar turbado por la decisión del Senado de tributarle honores divinos, pidió consejo a la Sibila Tiburtina, la cual, vaticinó que desde el cielo descendería “el Rey de los siglos”. Atento a la profecía, Augusto observó un torrente de luz deslumbrante y se le apareció una mujer con un niño en los brazos sobre un trono dorado resplandeciente como el Sol,  mientras una voz misteriosa proclamaba “este es el altar del Hijo de Dios”. 

Después de aquella visión, el propio emperador ordenaría construir un ara en aquel ligar, que tiempo más tarde pasaría a llamarse "Altar del Cielo" (Ara Coeli) y considerarse como la primera "noticia" en la Roma pagana del nacimiento de Jesús.

Sobre las ruinas los restos del aquel primer altar romano, se asentaría  una abadía bizantina mencionada en el año 574. En el siglo IX, la iglesia fue entregada primero a la orden benedictina, y posteriormente  a los franciscanos en el siglo XIII. Durante la Edad Media, esta iglesia se convirtió en el centro de la vida civil y religiosa de la ciudad. 

Por otra parte, a principios de 1562, según cuenta la tradición, estando en Roma en labores diplomáticas  don Luis Fernández de Córdova y Pacheco, alcaide de los Donceles, marqués de Comares y señor de Lucena, visitó aquel templo y quedó embelesado por la belleza del icono venerado en la basílica de Santa María "in Ara Coeli”, la "Madonna di Aracoeli”. Tanto fue así que decidió encargar una imagen de la Virgen María bajo la advocación de Araceli, que significa Altar del Cielo y que fuera llevada desde Italia por mar hasta el puerto de Alicante, y de allí, hasta la Sierra de Aras.




Este acta municipal de fecha 27 de abril de 1562, en la que consta el acuerdo de que se preparen las “caxas de atambores” para salir a recibir la Imagen de Nuestra Señora de Araceli, sería el primer vestigio documental de la presencia de la imagen de la Virgen de Araceli en la ciudad de Lucena, que aquel mismo día la proclamó su Patrona y Protectora, y por lo que recientemente (2012) celebró su 450 aniversario con un año jubilar.