martes, 16 de junio de 2015

El Cristo de la Séptima Palabra de Juan Manuel Miñarro


El Cristo de la Séptima Palabra (2015), es una de las últimas imágenes de Juan Manuel Miñarro López (Sevilla, 1954), que recientemente se puede ver en la Basílica del Pilar de Zaragoza y es resultado del encargo de una cofradía para la que era determinante la calidad de la producción cristífera del imaginero sevillano, especialmente reflejada en su Crucificado de la Redención de Málaga (1987).

El Cristo de la Séptima Palabra es el resultado de la decantación del trabajo y la investigación de Juan Manuel Miñarro en los últimos años.

Para ello, por un lado se apoya en sus profundos conocimientos de anatomía artística, preceptos de la medicina forense  y en la lectura de la Síndone de Turín y el Sudario de Oviedo, para la interpretación de la morfología  anatómica,  detalles de contusiones, heridas y sangre.

Y por otra parte, incorpora a la imagen elementos cargados de simbología. Así, en la corona de espinas hay un recuerdo al Señor de Sevilla, al Gran Poder, del que dice “tiene un caracol en su hiriente presea, que algunos aseguran que se remata en forma de cabeza de serpiente”, símbolo de la lenta agonía y de la muerte, a la que Jesucristo vence con su sacrificio.


Otro elemento interesante es el “Titulus Crucis”, inspirado en la reliquia de  la Basílica de la Santa Cruz en Roma. En él se aprecia la leyenda “Jesús Nazareno Rey de los Judíos”, escrita en hebreo, griego y latín, con la particularidad, tanta veces comentada en el Museo de la Pasión, de que aparecen rotuladas de derecha a izquierda.

Paralelamente al trabajo de Miñarro, el compositor Manuel Marvizón inspirándose en este Cristo ha realizado la marcha “In manus tuas”, estrenada por la reconocida y sevillana Banda del Maestro Tejera el pasado 15 de marzo,  y dedicada a este crucificado aragonés.


Los que hemos tenido la fortuna asistir al proceso creativo en la realización de esta imagen,  hemos podido comprobar cómo pasaba de la talla en madera desnuda;  a la blancura del aparejo, que le confería el aspecto de un Cristo de marfil; y finalmente, a la policromía y acabado, en la que Miñarro ha hecho un verdadero alarde técnico en los matices de la encarnadura, pátina, el color de la sangre, la transparencia del sudor, lágrimas y el tratamiento vítreo de los ojos.

El Cristo de la Séptima Palabra es, una vez más, un escalofrío de fe, donde lo sagrado se vuelve real

Un nuevo escalón en la producción artística de Juan Manuel Miñarro, que en los últimos tiempos está alcanzando cotas, verdaderamente ... insuperables.

Salvador Guzmán Moral








No hay comentarios:

Publicar un comentario